

Relato "Mi cena de empresa": Hace ya bastantes años que empezamos como pareja cuckold a jugar con chicos y mi mujer comenzó a soltarse y sacar toda la zorra que lleva dentro pero esta historia marcó un antes y un después. Yo tenía cena de empresa un viernes noche y ella no tenía plan y rápidamente se lo buscó. Me contó su plan, había quedado con un chico que no conocía por Internet en un bar cerca de Ventas para luego ir juntos al Talisman, un club liberal que estaba en la zona y al que ella y yo habíamos ido alguna vez ya en alguna ocasión aunque nunca un viernes noche. Y es que los viernes eran "noche de lencería". Esto consistía en que era obligatorio nada más entrar que los hombres se quedaran en ropa interior y las mujeres en lencería. Aquella noche mi mujer en casa eligió un conjunto muy sexy de lencería y se preparó para su cita con el chico desconocido. A mi me tocó hacer de taxista de la zorra y de paso nos tomamos algo los tres juntos en el bar antes de dejarles solos e irme a mi cena de empresa. Tened en cuenta que estábamos empezando en el mundo liberal y tanto a ella como a mi nos daba aún algo de reparo que ella quedase a solas con un total desconocido. Llegamos a dicho bar y allí había un tio moreno con buena planta y bastante simpático con el que nos tomamos una caña y ya me tuve que ir a mi cena de empresa y dejarles a solas, pero lo hice más tranquilo tras comprobar que ella parecía satisfecha con su cita a ciegas. Me fui a mi cena muy cachondo pensando en que mi mujer iba a pasar la noche con ese tío en un club liberal ¡¡¡ y en ropa interior !!!. Dicha cena fue un coñazo y me la pasé imaginando que estaría haciendo la coneja de mi esposa. Con lo zorra que era en ese ambiente con un tío que le molaba, con unas copas y en ropa interior... podría pasar cualquier cosa. Llegué a casa y ella aún no había llegado, algo con lo que contaba, y recibí una llamada al móvil para decirme que no me preocupase que ya venía de camino y le traía en coche el tío de su cita. Escuchaba durante la conversación unos sonidos extraños y risas mi mujer mientras me iba hablando hasta que caí en que le iba comiendo la polla al conductor, o directamente ella me lo contó, no lo recuerdo bien. Tuve que sacarme el rabo y masturbarme mientras esperaba que ella llegase a casa y me contase toda su cita. Me desperté a las horas ya con mi mujer en la cama dormida y no la quise molestar pero ella olía a sexo y macho y me moría de ganas de saber cuanto me habían crecido los cuernos. Le restregué la polla dura por el culo y eso con ella no falla. Le note muy cachonda pero algo avergonzada y no era capaz de contarme lo que había pasado: "Creo que me he pasado, cornudo, esta vez se me ha ido de las manos y hasta te puedes enfadar", me decía. Yo le di confianza porque sabía que no me iba a enfadar y porque necesitaba saber todo, hasta que rajó. La muy puta de la coneja me contó que se cepilló a su acompañante a los minutos de llegar al club pero luego se aburrió de él y en la zona del Jacuzzi en las camas y totalmente desnuda se lió también con una pareja y se folló a ambos. Más tarde conoció a dos chicos italianos, Luca y Max, que andaban locos detrás de su "culito brasileño" según ella, y que le dieron rabo y leche de beber toda la noche. Y creía recordar ella que algún tío musculoso también había caído pero se había pasado con las copas y por eso tal descontrol y poca memoria. Por suerte, al final de la noche volvió a encontrarse con su cita y este amablemente y a cambio de una comida de polla en marcha y varios polvos en frente de casa, le había traído a la misma. Tiempo después di en una web de contactos liberales con Max, uno de los chicos italianos, que me confirmó lo puta que era mi mujer y que aquella noche había sido el centro de atención de todo el club y se la pasó por la piedra hasta el apuntador. Tuvo que ser mucho peor de lo que ella se acordaba o me quiso contar la muy puta. Max se convertiría en su amante fijo más adelante pero eso es otra historia y estos fueron mis primeros cuernazos sin estar yo presente y es así como me di cuenta de que mi mujer había nacido para ser una super zorra.